El Manifiesto del Sí
Sí a lo cercano, a lo sutil casi imperceptible
a lo pequeño que con la mirada deviene inmenso
Sí a la sensación y a la mirada táctil
a la piel en su profundidad de campo
Sí a lo crudo, a lo sobrio, a lo analógico y a lo acústico
Sí a las posibles verdades, a la contradicción
y a la tensión entre los polos
Sí a la honradez, a los saltos sin red
al saber a dónde se va aún sin saberlo
Sí al presente, a atrapar lo efímero y soltarlo, a la intuición
al impulso que se hace esperar y a lanzarnos a ese impulso
Sí al silencio, a la duda, a lo radical (de raíz),
al alma que se desnuda
Sí al equilibrio que tiembla
a la potencia de lo vulnerable
Sí al vacío, al misterio y
a entretejer palabras para nombrar lo innombrable
Sí a lo que se nos escapa y a lo que dejamos ir
a permitir que algo suceda
Sí a devenir proceso, a la continuidad de lo discontinuo
Sí a la dimensión más íntima de la creación
El Manifiesto del Sí nace como contrapunto cómplice al célebre “Manifiesto del No” de Ivonne Rainer, bailarina, coreógrafa y cineasta norteamericana, referencia de la vanguardia artística de los años 1960.